martes, 10 de marzo de 2009

Fausto (Goethe)

Maldigo ahora todo lo que el alma enreda con sus juegos de seducción y engaño y cómo, cegándonos y adulándonos nos ata a esta cueva de penas.
¡Desde ahora declaro maldita la alta opinión de sí mismo con la que el espíritu se aprisiona!, ¡maldito el engaño de los sentidos que oprime nuestra alma!, ¡maldito todo aquello que nos embellece en sueños: el engaño de la fama y el renombre!, ¡maldito lo que nos halaga como posesión, como mujer y como hijo, como criado y arado!,¡maldito mamón cuando, prometiéndonos tesoros, nos anima a hazañas temerarias y cuando nos ofrece almohadones para nuestro ocioso placer!, ¡maldito el balsámico jugo de uvas!, ¡maldita la más refinada caricia del amor!, ¡maldita la esperanza!, ¡maldita la fe! y, sobre todo, ¡maldita la paciencia!

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