Me recreo ante tu cuerpo como ante un paisaje imprevisto. Me sorprende verte en la desnudez juvenil, y ansío recorrerlo, como una anhelada geografía.
Me ves pensando en la umbría vegetal de algunas grutas, o en el agua del muslo donde brillan las venas.
Me perderé en un bosque que cruzo con mis manos,y pediré una larga estepa donde los labios hablen.
Me ves sorprendido, anonadado, pensando en habitarte. Y tú, mientras, te abandonas al cálido primor del aire.
Te dejas en la luz, que te navega; y si miro tus ojos vuelvo al jardín oscuro donde es verano en verde.
Te miro otra vez y casi no te creo posible. Fulges, encantas, guarda tu cuerpo el hechizo insabido de la tierra. Y despacio sonríes al irme yo acercando, atónito, hacia ti mientras el sol nos cubre con su luz, nos desdibuja,y nos va metiendo en la calma inmensa y rubia de la tarde.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario